La crisis de la COVID 19 está tensionando de manera extraordinaria las costuras de nuestro sector público. Tanto es así que en los próximos años se plantean desafíos importantes para que la Administración contribuya en el objetivo de avanzar hacia una recuperación pronta, justa y duradera. Para ello será preciso disponer de una Administración pública de vanguardia que pueda impulsar políticas de calidad, en el marco de entornos complejos, prestando servicios con niveles de calidad homologables a los países más desarrollados de nuestro entorno. Ahora que se vislumbra el inicio de una era post pandemia es preciso abordar una reflexión sobre cómo deberá ser la Administración de la próxima década.